El martes 30 de junio es un día que marca un punto de inflexión para mi. En este día descubrí por primera vez la evidencia de que mi hijo ya se está convirtiendo en un hombre y lo supe cuando le escuché su primer gallo en su voz, mi alma se sobrecogió sabiendo que en unos pocos años ya no lo voy a volver a abrazar y mimar como hasta ahora, por un lado eso es doloroso, pero por otro lado es el orgullo y la felicidad de saber que mi pequeño está creciendo sano y fuerte.
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